La tierra, repartida en pequeñas y medianas fincas, cultivadas por sus dueños y algunos aparceros, se destinan al cultivo de almendros, viñas y olivos de secano; hortalizas y patatas en tierras de riego, aprovechando norias, pozos y regulando las aguas con balsas.
Tradicionalmente se destinaban las tierras para el cultivo del maíz, garbanzos, guisantes, centeno, avena, cebada, trigo, productos de huerta para el consumo familiar y el resto para los pastos del ganado.
En la actualidad la economía se basa en el cultivo del almendro, olivo y algunos otros productos de secano.
En nuestros días la ganadería continua siendo el sector más rentable para la
producción de queso y leche.